martes, 26 de agosto de 2008

Martin Torrijos, Bio PRESIDENT PANAMA by Centro de Investigaciones de Relaciones Internacionales y Desarrollo



Centro de Investigaciones de Relaciones Internacionales y Desarrollo


Martín Torrijos Espino, Presidente de la República de Panamá

Datos relevantes

Actualización: 22 de Septiembre de 2006
Crédito fotográfico: © Secretaría General de la OEA/Roberto Ribeiro
Martín Erasto Torrijos Espino

Panamá

Presidente de la República

Duración del mandato: 01 de Septiembre de 2004 - En funciones

Nacimiento: Ciudad de Panamá , 18 de Julio de 1963

Partido político: PRD

Profesión: Gerente y empresario

Crédito fotográfico: © Secretaría General de la OEA/Roberto Ribeiro

Resumen

Hijo del general Omar Efraín Torrijos Herrera y de la señora Xenia Raquel Espino Durán, su interés por la política tuvo como poderosos estímulos la figura y la obra de su célebre padre, uno de los más singulares caudillos nacionalistas de América Latina, si bien hasta pasados los 30 años no se animó a dar el salto profesional en aquel ámbito.

Biografía

De hecho, cabe decir que, a lo largo de su carrera, el hoy estadista panameño ha ofrecido unos matices de comedimiento e incluso timidez que, unidos a un fondo de pensamiento francamente disímil, han marcado el contraste con el estilo político de su padre, protagonista impetuoso de unas circunstancias y una época muy diferentes. Martín era el fruto único de la relación extraconyugal Torrijos-Espino, aunque a lo largo de su vida el general estuvo emparejado con otras tres mujeres y concibió cinco vástagos más, los hermanastros y hermanastras de Martín. Según personas allegadas a la familia, él era el "favorito" de Torrijos.

En octubre de 1968 el muchacho tenía cinco años cuando su progenitor, entonces teniente coronel y el oficial de más antigüedad en el escalafón de la Guardia Nacional de Panamá, perpetró junto con otros compañeros de armas un golpe de Estado que derrocó al recién instalado presidente conservador, Arnulfo Arias Madrid, líder del movimiento panameñista, e inauguró una dictadura militar de corte nacionalista y progresista, no sujeta a un modelo ideológico claro y que intentó mantener las distancias tanto del socialismo marxista como del imperialismo capitalista. La democracia liberal era el modelo político formal que había regido en Panamá desde la independencia de Colombia en 1903, pero la mayor parte de este tiempo había sido utilizada a su antojo por la oligarquía terrateniente y el capital estadounidense, poderes fácticos que decidieron elecciones y auparon a presidentes en función de sus intereses.

Torrijos se reveló como un dictador populista y popular, autoritario y demagogo a la vez que paternalista y accesible, dotado de un carisma y una energía poco comunes, y capaz de negociar un modus vivendi con Estados Unidos mientras desataba la reforma agraria y estatalizaba sectores clave de la economía. Se negaba a que le etiquetaran de derechas o de izquierdas, pero restableció las relaciones diplomáticas con la Cuba castrista y luego prestó una importante ayuda, militar y política, a los sandinistas de Nicaragua. Indiscutible hombre fuerte de la nación del istmo durante 13 años, el padre del futuro presidente de la República en realidad nunca se hizo cargo de la suprema magistratura, la misma que iba a alcanzar su hijo por medios puramente democráticos dos décadas largas después de haber muerto él.

En los cuatro primeros años del régimen, Torrijos actuó como jefe de facto –que no de iure, tampoco- de la Junta Provisional de Gobierno. En octubre de 1972, coincidiendo con la entrada en vigor de una Constitución que estableció una estructura parlamentaria bicameral con capacidad legislativa restringida y sujeta a elecciones sin el concurso de los partidos políticos (que continuaron proscritos), el general se hizo investir por la Asamblea Nacional de Representantes de Corregimientos jefe del Gobierno con poderes extraordinarios y omnímodos, al tiempo que era proclamado "líder máximo de la Revolución Panameña". A partir de octubre de 1978, continuó llevando las riendas del país como comandante en jefe de la Guardia Nacional y líder de la Revolución.

Torrijos hijo vivió en Chitré junto con sus abuelos maternos hasta el golpe de 1968. Después, su madre lo trajo de vuelta a la capital y lo inscribió en el Instituto Pedagógico. Al cumplir los 14 años su padre lo mandó a Wisconsin, Estados Unidos, para terminar la instrucción secundaria en una casa de estudios elitista y estricta, sometida a una disciplina castrense, la St. John's Military Academy. A la vez que él se matriculó unos de sus hermanastros, Omar José Torrijos Pauzner, hijo de Raquel Pauzner, la esposa del general, quien era casi de su misma edad. El 7 de septiembre de 1977, pocos días después de ingresar en la academia, el muchacho fue testigo presencial en Washington del Tratado firmado por su padre y el presidente Jimmy Carter por el que Estados Unidos se comprometía a retirar de la Zona del Canal sus fuerzas militares y a entregar la administración civil al Estado panameño en un proceso que debía concluir el último día de 1999, fecha en que la soberanía nacional sobre el Canal sería plena.

Aupado al cenit de su popularidad por un acuerdo histórico que opacó los abusos represivos y la falta de libertades de su régimen, pero también acuciado por la severa crisis económica, Torrijos decidió no presentarse candidato a la elección asamblearia del presidente de la República cuando expirase el "período especial" de seis años iniciado en 1972, de manera que la condición de presidente de paja la transmitió Basilio Lakas Bahas a Arístides Royo Sánchez. También en 1978, en virtud a una serie de reformas constitucionales, arrancó un proceso de retorno gradual a la democracia representativa basada en los partidos y las elecciones por sufragio directo.

En marzo de 1979 el autócrata y sus colaboradores pusieron en marcha el Partido Revolucionario Democrático (PRD) como el instrumento de representación institucional del régimen y de organización de la base social del torrijismo, que se deseaba fuera interclasista y libre de sectarismos ideológicos, de cara a los procesos electorales en ciernes. Entonces, Martín continuaba formándose en Estados Unidos, una prolongada estadía que le permitió familiarizarse con la cultura del país y aprender perfectamente el idioma inglés.

De acuerdo con reportajes de la prensa panameña, en mayo de aquel año, Martín, un adolescente que aún no había cumplido los 16 años, aprovechando el comienzo de las vacaciones escolares, le pidió a su padre que le permitiera ir a Nicaragua para unirse a la guerrilla del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que combatía a la dictadura de Anastasio Somoza y conocer la guerra civil que se libraba en el país vecino. Según parece, al principio Torrijos intentó disuadirle, pero el retoño era terco y se salió con la suya. Resignado, el general se aseguró de que su hijo estuviera protegido por los voluntarios panameños que luchaban del lado del FSLN en el frente sur, y nadie mejor que su propio tío materno, Rodolfo Charro Espino, que era el lugarteniente del comandante de los brigadistas panameños, el médico y ex viceministro de Sanidad Hugo Spadafora.

Destinado a la base logística de Estelí, Martín llegó a tiempo para contemplar la huida de Somoza y la entrada victoriosa de los sandinistas en Managua en el mes de julio, y antes de volver a casa se reencontró con su padre, que había acudido a celebrar in situ el triunfo del FSLN y los brigadistas panameños. En Nicaragua, el muchacho también trabó una estrecha amistad con el célebre comandante sandinista Edén Pastora, quien dos años después iba a encontrar en la familia Torrijos hospedaje y protección cuando rompió con la Junta de Gobierno de su país y con el FSLN, y marchó al exilio antes de montar una fuerza guerrillera de oposición.

El 1 de agosto de 1981, apenas unas semanas después de graduarse con el uniforme de cadete en Wisconsin, Torrijos encajó una desgracia familiar, la trágica muerte de su padre en un accidente de aviación en una zona selvática del interior del país. Mientras la incertidumbre política se apoderaba de Panamá, el joven, con los 18 años recién cumplidos, tomó la decisión de volver a Estados Unidos para emprender estudios superiores en la Universidad de Agricultura y Técnica (A&M) de Texas. En 1987 se sacó una licenciatura en Ciencias Políticas y al año siguiente obtuvo el correspondiente título en Economía.

Resuelto a hacer carrera profesional en el país norteamericano, a finales de 1988 Torrijos fue contratado como gerente administrativo por la multinacional de comida rápida McDonalds en su sede de Chicago y se puso a trabajar a la diestra de un viejo amigo de su padre, Cirilo McSween, próspero empresario panameño que regentaba la cadena de hamburgueserías en la urbe del estado de Illinois y que en todos estos años había tutelado la formación académica del joven en Estados Unidos.

Para entonces, Panamá se había sumido en una gravísima crisis política y económica, a medida que se endurecía la dictadura personalista y corrupta del general Manuel Antonio Noriega Moreno, el autoproclamado legatario del torrijismo desde su puesto de comandante de las Fuerzas de Defensa de Panamá (nuevo nombre de la Guardia Nacional), a partir de 1983. El PRD, fraudulento vencedor de las elecciones pluralistas de mayo de 1984, el Ejecutivo y el Legislativo se habían convertido en meros tambores de resonancia de las disposiciones arbitrarias del dictador, mientras los presidentes de paja se sucedían uno tras otro.

La animosidad entre el régimen y Estados Unidos y los contestatarios internos llegó a un punto de no retorno con motivo de la farsa electoral de mayo de 1989, celebrada en un clima de violencia e intimidación. Entonces, el candidato conjunto de la oposición, el abogado arnulfista Guillermo Endara Galimany, vio escamoteada su evidente victoria con la anulación de los comicios, tras lo cual las fuerzas norieguistas descargaron una brutal represión. En diciembre se produjo la invasión del Ejército de Estados Unidos, que, además de provocar enormes daños humanos y materiales -lo que agravó la calamitosa situación social y económica del país- se saldó con la detención de Noriega, acusado de narcotráfico por la justicia de la superpotencia, y la instalación de Endara como presidente legítimo.

En los años de Noriega, el apellido Torrijos había continuado en el candelero político a través de una tía paterna de Martín, Berta Torrijos de Arosemena, que fue integrante del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRD de 1982 a 1985 y luego rectora de la Universidad Especializada de Las Américas (UDELAS). Mientras Panamá intentaba recuperarse de los estragos padecidos de los últimos años, levantar una economía destrozada y que arraigaran las instituciones democráticas, Martín pasó un trienio más en Estados Unidos, donde sin duda se sentía a gusto. En 1990 contrajo matrimonio con Vivian Fernández Bello, hija del empresario publicitario y compositor de boleros cubano-panameño Tony Fergó, y ella misma publicista de profesión. En la década siguiente la pareja iba a tener descendencia, dos chicos y una chica.

Los 15 años de estadía casi ininterrumpida de Torrijos en el país norteamericano tocaron a su fin en 1992, cuando, junto con su esposa, regresó a Panamá con la intención de quedarse. Aunque atrás dejaba un buen puesto laboral en McDonalds, Torrijos deseaba participar en la reorganización del PRD, que atravesaba por una etapa francamente difícil, relegado a la oposición al Gobierno de Endara y luchando por deshacerse del pesado fardo electoral que suponía ser señalado como un cómplice clamoroso de Noriega y los militares en la ominosa década de los ochenta.

A la vez que se hacía un hueco profesional en el sector privado panameño, tomando parte en negocios de exportación agrícola y otros comerciales, y vendiendo equipos de iluminación industrial, Torrijos fue captado para el proselitismo perredista por uno de los más estrechos colaboradores que había tenido su padre, Ernesto Pérez Balladares, antiguo ministro de Hacienda y de Planificación Económica, amén de secretario general del partido que había ayudado a fundar, todo ello antes de tomar cuerpo la dictadura norieguista.

En marzo de 1991 Pérez Balladares, apodado Toro, había vuelto a tomar las riendas del PRD y ahora estaba embarcado en un proyecto de modernización doctrinal y orgánica, con un discurso aligerado de retórica nacionalista, más pragmático y economicista, y en una cúpula directiva salpicada de nuevos rostros. Torrijos era conocido por todos por ser el hijo de quien era y Pérez Balladares le apadrinó políticamente con la aparente intención de convertirlo en su delfín, si bien en ese momento la opinión pública difícilmente podía vislumbrar en aquel veinteañero de buena planta, discreto, de aspecto sutil y sonrisa difícil, no ya los rasgos de su enérgico padre, sino simplemente madera de dirigente. Comparado con Omar, líder que traía inmediatamente a las mientes el mestizaje racial que, en mayor o menor grado, comparte la gran mayoría de los habitantes de la nación caribeña, Martín exudaba una latinidad blanca con los modales de un wasp estadounidense.

Inicialmente, Torrijos se hizo cargo de las Juventudes del PRD, mientras su mentor se preparaba para la próxima liza en las urnas. Las elecciones generales del 8 de mayo de 1994 sonrieron a los perredistas: en las legislativas, el bloque tripartito por ellos encabezado, Pueblo Unido, obtuvo una mayoría relativa de escaños, mientras que en las presidenciales Pérez Balladares se proclamó vencedor sobre la candidata del gobernante Partido Arnulfista (PA) y sus aliados liberal-conservadores, Mireya Moscoso Rodríguez, viuda del ex presidente Arias.

Tras tomar posesión el 1 de septiembre, Pérez Balladares nombró a Torrijos viceministro de Gobierno (Interior) y Justicia, teniendo como superior inmediato al ministro Raúl Montenegro. Desde esta oficina, esencialmente burocrática y gestora, Torrijos adquirió una valiosa experiencia gubernamental que le confirió la seguridad necesaria para aspirar a metas políticas más ambiciosas, a la vez que vio realzada su notoriedad popular. Servidor fiel de Pérez Balladares, en la recta final del quinquenio respaldó al presidente en su controvertido y arriesgado proyecto de reforma constitucional para poder presentarse a la reelección en 1999.

Pero en el referéndum del 30 de agosto de 1998 la aspiración del presidente fue contundentemente rechazada por el electorado, por otra parte frustrado con las políticas económicas liberales y desreguladoras del equipo gobernante y la desatención del capítulo social, lo cual, unido al afloramiento de escándalos de corrupción, dibujó un panorama de lo más sombrío para el PRD en los próximos comicios generales. Descalificado y desprestigiado Pérez Balladares, la formación oficialista se lanzó frenéticamente a la búsqueda de un nuevo precandidato presidencial, que no un nuevo secretario general, ya que el jefe del Estado insistía en liderar férreamente el partido.

Se convocó un proceso interno de elecciones primarias, inédito en el PRD, y al punto lanzó su postulación Alfredo Oranges Bustos, ex ministro de Desarrollo Agropecuario y dirigente mal avenido con el mandatario saliente. Resuelto a pararle los pies a Oranges, Pérez Balladares se sacó de la manga un as en la persona de su protegido, que aceptó gustoso el envite. Las primarias perredistas, desarrolladas en un ambiente de nerviosismo por los malos sondeos electorales, fueron una carrera de obstáculos para Martín, pero la movilización en su favor de los resortes presidenciales y las invocaciones emocionales del apellido que portaba le brindaron una ventaja decisiva.

Así, el 25 de octubre de 1998 el ex viceministro consiguió derrotar con un margen más holgado de lo esperado, el 57% de los votos, a Oranges y otros ocho rivales, entre los que, circunstancia harto singular, estaban su hermanastro Omar José y un primo carnal, Hugo Torrijos Richa, director de la Autoridad Portuaria Nacional (APN), quien resultó tocado por un escándalo de corrupción y quedó en tercer lugar. La elección presidencial del 2 de mayo de 1999 presentaba, por tanto, el aliciente de enfrentar a los familiares directos, el huérfano Torrijos y la viuda Moscoso, de los dos grandes estadistas panameños de la segunda mitad del siglo XX. Además, quien saliera vencedor se apuntaría como gran hito de su mandato la retrocesión de la Zona del Canal. Lógicamente, el PRD quería cerrar bajo su égida el proceso histórico que había emprendido el general Torrijos. Y nadie mejor que Martín para usufructuar este magno colofón, se pensaba en el partido.

Las pesadas alforjas transmitidas por el Toro Balladares, que incluían un elevado desempleo y cuantiosas pérdidas económicas como consecuencia del cierre de las bases militares estadounidenses, pudieron más que la capacidad de Martín para ilusionar al electorado, el cual no se dejó impresionar por las apelaciones al patrioterismo torrijista y expresó a las claras su deseo de cambio. El candidato del oficialismo libró una campaña incómoda, a la defensiva, y sus amagos de distanciarse de las críticas que llovían sobre Pérez Balladares derivaron en descoordinación entre su plataforma electoral, la dirección del partido y la casa presidencial, incrementando las posibilidades de derrota.

En efecto, con el 37,6% de los sufragios, Torrijos fue batido por su adversaria arnulfista por más de siete puntos de diferencia, aunque en la votación a la Asamblea Legislativa la coalición capitaneada por el PRD, esta vez cuatripartita y bajo la etiqueta de Nueva Nación, no sólo aguantó el tipo, sino que, con 42 de los 72 escaños y el 57,7% de los votos, derrotó sin paliativos a la Unión por Panamá nucleada en torno al PA. Nada más anunciar el Tribunal Electoral los resultados, Torrijos notificó que reconocía su derrota, despejando de cualquier sombra la toma de posesión de Moscoso, prevista para el 1 de septiembre. Antes de producirse aquella, el 8 de agosto, Torrijos se hizo con la Secretaría General del PRD en el VI Congreso ordinario del partido, cuando Pérez Balladares se resignó a tirar la toalla. Después de 18 años, un Torrijos volvía a ser el líder indiscutible del PRD.

En los años siguientes, Torrijos se desenvolvió como un cabeza de la oposición sólido, articulado y moderadamente constructivo, reacio a las expresiones de pugnacidad y las maniobras de desgaste gratuitas, aunque muy crítico con diversos aspectos de la gestión gubernamental, en especial con los casos de presuntas irregularidades y corruptelas aventados por los medios. En situaciones puntuales, siempre a través de exigentes negociaciones políticas y sin llegar a formalizar nunca un consenso nacional de mínimos en aras de la gobernabilidad, el jefe perredista aceptó cooperar con el oficialismo –que no sólo carecía de mayoría legislativa, sino que además era pasto de las divisiones internas, con la presidenta y su predecesor, Endara, disputándose el liderazgo del PA- en la Asamblea para sacar adelante con los votos necesarios diversas disposiciones de ley consideradas fundamentales.

En agosto de 2000 el PRD y el Partido Demócrata Cristiano (PDC, luego llamado Partido Popular, PP), superando desconfianzas y rencores mutuos que se remontaban a los años de Noriega, suscribieron el Acuerdo para el Mejoramiento y la Transformación de la Asamblea (Acuerdo META), el cual fue presentado por los signatarios como una iniciativa para dar fluidez a los trabajos del Legislativo, si bien su objetivo conspicuo era repartirse los puestos de dirección del hemiciclo. Por su parte, Moscoso lo denunció como una estocada mortal al llamado Pacto de la Pintada, suscrito en agosto del año anterior por el PA y el PDC con la adición de otras formaciones del centroderecha.

El Acuerdo META, que de entrada supuso los saltos de Laurentino Cortizo Cohen, del Partido Solidaridad (PS), a la Presidencia de la Asamblea, de la democristiana Teresita Yaniz de Arias a la Vicepresidencia Primera y del perredista Mateo Castillero Castillo a la Vicepresidencia Segunda, fue firmado por los respectivos presidentes partidarios, el veterano Ricardo Arias Calderón –esposo de Teresita Yaniz- por el PDC y Balbina Herrera Arauz por el PRD, y aunque estaba programado para cuatro años, hasta el final de la legislatura, sólo llegó a durar dos. Entonces, en agosto de 2002, una facción disidente del PRD encabezada por el diputado Carlos Alvarado, hombre allegado a Pérez Balladares y que arrastraba una causa disciplinaria interna, adoptó con el PA por su cuenta y riesgo el llamado Pacto de Boquete, que permitió al oficialismo recobrar el control de la Asamblea, para cuya presidencia resultó elegido el mismo Alvarado.

Este revés no amilanó a Torrijos, que afrontaba con plena confianza las elecciones generales de 2004. De hecho, Alvarado, sin renunciar a su rebeldía frente al CEN perredista, respaldó abiertamente a Torrijos de cara a la proclamación del candidato presidencial del partido. Más allá de las peleas por el control de ciertas palancas de poder político y del choque de ambiciones personales, en el PRD no existía una verdadera fractura que diera lugar a escisiones e hiciera peligrar las excelentes perspectivas electorales. En el VII Congreso ordinario, celebrado justamente en agosto de 2002, Torrijos fue reelegido secretario general y perfiló sus propuestas de Gobierno.

Fue la ocasión para anunciar un "pacto social" destinado a combatir la pobreza, el desempleo –en torno al 14%-, la corrupción y la delincuencia espoleada por el narcotráfico, problemas los cuatro que estaban cobrando notoriedad bajo la cada vez más criticada presidencia de Moscoso, y con el acento puesto en cuestiones tales como la transparencia en la gestión de la cosa pública, los valores morales, la descentralización administrativa y la situación de la mujer y la minoría indígena en la sociedad. El 30 de marzo de 2003, el año del centenario de la independencia, Torrijos fue elegido sin oposición candidato a la Presidencia de la República en la convención del PRD.

La plataforma programática de Torrijos recibió el nombre de Patria Nueva y, tal fue la impresión general de los medios nacionales y los observadores foráneos, abundaba en propuestas generalistas y propósitos tan bienintencionados como lógicos y trillados, echándose en falta soluciones novedosas e ideas originales. Cargando las tintas en el lenguaje impreciso ("proyecto de país", "agenda social", "programa integral y participativo", "modernización necesaria", "desarrollo económico con rostro humano") y prometiendo virtualmente todo lo que podía prometer, Torrijos ofreció revertir la situación de deterioro general de las condiciones de vida de los panameños, meter al país por la senda del desarrollo económico y humano sostenible, y reorientar el gasto público hacia los sectores más castigados de la población, ese 40%, nada menos, de los panameños golpeado por el desempleo y las penurias.

Con estos posicionamientos, Torrijos hacía profesión de fe socialdemócrata (el PRD es miembro de la Internacional Socialista), pero deslizó también abundantes aspectos del credo liberal. El futuro Gobierno perredista haría compatibles los programas de generación de empleo y combate a la pobreza, basados en parte en las subvenciones y en parte en los estímulos crediticios al pequeño y mediano empresariado para la puesta en marcha de negocios y la contratación laboral, con una política económica de estabilidad y crecimiento que pusiera coto al déficit fiscal y la deuda pública total -que eran, junto con el paro, los aspectos más negativos del balance del quinquenio arnulfista-, avanzara en las desregulaciones y removiera obstáculos a las inversiones.

Según Torrijos, si llegaba a la Presidencia, haría lo posible para "erradicar" la pobreza combinando la "ayuda directa a los pobres" con un modelo de "desarrollo viable" respetuoso con el medio ambiente y donde "a la inversión productiva la acompaña la decencia". Toda vez que la pobreza presentaba "un rostro económico y un rostro cultural", se hacía necesario atacarla con una "estrategia de desarrollo integral", desarrollada en cuatro frentes: aumentando la productividad y la competitividad; cimentando el crecimiento del PIB; saneando las finanzas públicas; y, mejorando los servicios del Estado-providencia, hasta asegurar la solvencia y la cobertura universal de la Caja de Seguro Social (CSS), cuya privatización quedaba descartada no obstante padecer una grave crisis financiera. Sin embargo, no explicó cómo corregiría él los números rojos de la CSS.

Hilando un poco más fino, Torrijos explicó que la ejecución de dicha estrategia pasaría por una profunda reforma del Estado en aras de la eficiencia y la seguridad jurídica. Los cambios afectarían al poder judicial, a la función pública y, eventualmente, a la misma Constitución nacional. Asimismo, el Ejecutivo pisaría el acelerador en los procesos de desarme arancelario e integración comercial, allá donde Moscoso sí había cosechado éxitos inobjetables, adoptando acuerdos nuevos y desarrollando los ya firmados con los países del hemisferio y otros de interés especial en Asia, como Taiwán y Singapur. En particular, se buscaría culminar las complejas negociaciones con Estados Unidos para la entrada en servicio de un área de libre comercio bilateral, pero asegurándose de que las transformaciones que un tratado de esta envergadura generase en la estructura productiva de Panamá no lesionaran los intereses nacionales.

Por otro lado, Torrijos abordó la realización de una serie de grandes proyectos de inversión en infraestructuras consideradas fundamentales para el desarrollo económico de un país que basa en el sector servicios tres cuartas partes de su PIB, proyectos que no habían fraguado o se habían empantanado en el quinquenio de Moscoso por falta de financiación y estudios técnicos adecuados. En primer lugar, estaba la ampliación, juzgada perentoria por los agentes económicos, del Canal mediante la construcción del tercer juego de esclusas, para dar abasto con el constante crecimiento del tráfico naval y el tamaño de los buques. La tesorería del Estado ingresó en 2004 386 millones de dólares por el cobro de peajes y otros servicios conexos del conducto interoceánico, pero este aporte era muy inferior, por ejemplo, al servicio anual de la deuda externa (por no hablar del monto de la misma) y al volumen de las exportaciones, aun tratándose Panamá de un país que vendía muy poco al exterior.

Torrijos quería aumentar los ingresos fiscales del Canal y, en principio, era favorable a ampliar su capacidad, pero antes de emprenderse las obras deberían estudiarse cuidadosamente el gigantesco coste de las mismas, del orden de varios miles de millones de dólares, y las modalidades de la financiación, que apuntaban a un esfuerzo combinado del Estado y el capital privado. No descartaba la participación de la banca multilateral y la cesión a empresas privadas de la prestación de determinados servicios, pero la última palabra la tendría el pueblo panameño, que sería consultado en referéndum cuando los partidos parlamentarios consensuasen una decisión al respecto.

El candidato del PRD contemplaba también el fomento de la prometedora industria turística, los servicios de registro de buques en la Autoridad Marítima de Panamá (AMP, ex APN) y los recursos de puerto franco de la Zona Libre de Colón, en la entrada atlántica del Canal, amén de la ejecución en la misma Zona Libre de otro gran proyecto acariciado desde tiempo atrás y no exento de fuertes controversias por su incierto impacto sobre el ecosistema y las denuncias de sobornos en las licitaciones, el Centro Logístico Multimodal de Transporte y Servicios Internacionales, cuyo componente más ambicioso era el Centro Multimodal, Industrial y de Servicios (CEMIS).

En cambio, Torrijos negó la viabilidad del tan traído y llevado Centro Multilateral Antidrogas (CMA), una estructura de vigilancia del narcotráfico procedente de Sudamérica reclamada por Estados Unidos desde la invasión de 1989 para suplir la retrocesión de la Zona del Canal. Como dando el carpetazo definitivo al asunto, Torrijos aseguró que, ciertamente, Panamá necesitaba entablar una nueva relación con Estados Unidos, pero que ésta debía basarse sobre todo en el mutuo beneficio económico y no dar pábulo a unos aspectos militares que él asociaba a un pasado periclitado.

Torrijos convirtió su plataforma Patria Nueva en una alianza donde el PRD se dio la mano con el PP (ex PDC), notorio partido de derecha y, como se apuntó arriba, otrora un enemigo jurado. Este binomio electoral, impensable hasta hacía bien pocos años, ejemplificaba el gran trecho que la clase política panameña, sin menoscabo de sus diferencias ideológicas, había recorrido en pro de la reconciliación nacional y la superación de los viejos sectarismos.

El pacto adoptado por Torrijos y los populares estableció que la Vicepresidencia Primera de la República y la Cancillería (el Ministerio de Exteriores) serían para el empresario Samuel Lewis Navarro, y la Vicepresidencia Segunda y la administración de la AMP para el sucesor de Arias Calderón al frente del PP, Rubén Arosemena Valdés. El cantante salsero y actor Rubén Blades, candidato presidencial en 1994 y miembro de la coalición Nueva Nación en las legislativas de 1999 a través de su Movimiento Papa Egoró, fue fichado también por Torrijos, que le reservó el puesto de gerente general del Instituto Panameño de Turismo (IPAT), con rango de ministro de Estado.

A lo largo de la precampaña y la campaña, Torrijos fue frecuentemente interrogado por los periodistas sobre sus actividades empresariales privadas, de las que no se sabía gran cosa. Sin entrar en detalles y sin resultar muy convincentes, el matrimonio Torrijos aseguró que Martín era dueño de constructoras, de negocios de alquiler de equipo pesado y de fincas rústicas, así como consultor económico de multinacionales navieras, de la comunicación y la agroexportación, entre las que mencionó la firma Panama Maritime. También, que poseía participaciones accionariales en una empresa regentada por el poco menos que su padre adoptivo, Cirilo McSween, e inversiones en bolsa con "buenos rendimientos".

Finalmente, se hizo notar cómo Torrijos deseaba marcar las distancias del régimen político fundado y mandado por su padre, a quien situó en un contexto histórico específico y evocó con un tono más respetuoso que apologético. Las apelaciones sentimentales a la figura del dictador no abundaron y las declaraciones de admiración fueron escuetas y contenidas. Ahora bien, el candidato perredista no aclaró si levantaba sus reparos a los trabajos de la Comisión de la Verdad, el panel oficial de investigación puesto en marcha por Moscoso en 2001 para sacar a la luz los abusos del poder y las violaciones de los Derechos Humanos cometidos por el Estado en el período 1968-1989.

En particular, Torrijos guardó mutismo sobre si el Estado debería indemnizar a los familiares de las 110 víctimas, entre muertos y desaparecidos, de la dictadura documentadas por la Comisión. Más elocuente fue Torrijos en el anuncio de que un eventual Gobierno del PRD ordenaría una auditoria exhaustiva de la situación financiera de las agencias estatales que permitiese esclarecer la verdad de muchas de las denuncias de corrupción recibidas por la administración saliente.

Torrijos llegó a la recta final de la campaña encabezando las encuestas con holgura. Su principal adversario era el ex presidente Endara, candidato arnulfista que concurría con el aval del PS tras romper con el oficialismo. Mucho más relegado en los sondeos aparecía el postulante del PA y persona de confianza de Moscoso, el ex canciller José Miguel Alemán Healy, respaldado también por el Partido Liberal Nacional (PLN) y el Movimiento Liberal Republicano Nacionalista (MOLIRENA).

El 2 de mayo de 2004 los pronósticos se cumplieron y el aspirante del PRD se proclamó presidente con un voluminoso 47,4% de los votos, seguido por Endara con el 30,9% y Alemán con el 16,4%. En un distante cuarto lugar, con el 5,3%, quedó Ricardo Martinelli Berrocal, de Cambio Democrático (CD). En los comicios a la Asamblea, la victoria del PRD fue también resonante y, con 41 escaños, conquistó la mayoría absoluta: desde la restauración democrática, ningún partido había logrado esta cuota de poder en solitario. A esta bancada debía asociarse el diputado metidos por el PP, lo que conformaba una confortable mayoría parlamentaria para el ejecutivo en ciernes.

La jornada democrática resultó más dulce para Torrijos porque el nivel de participación, el 77%, había superado el de anteriores ediciones. Nada más conocer los datos del escrutinio, Torrijos proclamó que Panamá vivía "los últimos minutos de una pesadilla de cinco años" y que "a partir de hoy comienza una nueva etapa en nuestro país". Aquietada la euforia que se desató en las filas perredistas al cierre de las urnas, Torrijos se concentró en los preparativos de la mudanza gubernamental.

A finales de junio, el PRD y el PP adoptaron con el PA un pacto de colaboración para introducir una serie de enmiendas en la Constitución sobre las que Torrijos y Moscoso estaban básicamente de acuerdo, entre ellas la reducción del número de legisladores, la limitación de su inmunidad, la eliminación de uno de los puestos de vicepresidente de la República, el cambio en la forma de elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, el establecimiento del mecanismo de una Asamblea Nacional Constituyente para acometer futuras reformas de la Carta Magna y la obligatoriedad del referéndum vinculante sobre cualquier ampliación del Canal. A tal fin, se ponía en marcha una Asamblea Constituyente Paralela integrada por 41 miembros de representación partidaria y de libre postulación designados por iniciativa popular.

En vísperas de la toma de posesión del 1 de septiembre, Torrijos se topó con un conflicto de política exterior, comenzado el 22 de agosto, que dañó las relaciones con Cuba y Venezuela, y que le iba a tocar resolver a él. Primero, la presidenta saliente instruyó al canciller Harmodio Arias para que trajera de vuelta a casa al embajador en Cuba y de paso exigiera al Gobierno de la isla caribeña la retirada de su embajador en Panamá. Era la doble reacción a la amenaza lanzada por La Habana de romper las relaciones diplomáticas porque, a su entender, Moscoso estaba lista para otorgar el perdón a cuatro exiliados cubano-estadounidenses encarcelados en Panamá con penas de siete y ocho años de prisión por los delitos de tenencia de explosivos y falsificación de documentos.

Cuba demandaba la extradición de los emigrados sobre la acusación de haber planificado el atentado contra Fidel Castro que los servicios de seguridad consiguieron desbaratar antes de su comisión con motivo de la X Cumbre Iberoamericana de noviembre de 2000 en Panamá. El más notorio de los cuatro, Luis Posada Carriles, veterano activista anticastrista y ex agente de la CIA, estaba buscado por la justicia cubana desde los años setenta por terrorismo y subversión, y tenía cuentas pendientes también con Venezuela.

En efecto, Moscoso terminó indultando a Posada y sus compañeros, según ella por "razones humanitarias", pues creía que la nueva administración perredista podría entregarlos a Cuba o Venezuela, donde corrían riesgo de ser ejecutados ("los habrían matado"). La reacción de las capitales concernidas fue fulminante: el 26 de agosto La Habana declaró la ruptura de las relaciones diplomáticas y al día siguiente Caracas retiró a su embajador. Torrijos, que no tenía más remedio, terció en la trifulca para criticar las decisiones de Moscoso y asegurar que tan pronto como se hiciera cargo de la Presidencia iniciaría las gestiones tendentes a restaurar las relaciones panameño-cubanas y panameño-venezolanas.

El 1 de septiembre Torrijos prestó juramento de su mandato hasta 2009 en presencia de diez mandatarios extranjeros, entre los que no estaban Castro ni Hugo Chávez, quien sí tenía prevista su asistencia pero que la canceló a raíz de las declaraciones de Moscoso. En su discurso inaugural, Torrijos lanzó una "declaración de guerra a la corrupción y la impunidad", recordó a su padre con palabras de agradecimiento, estimó que el "lamentable" indulto de los reos cubanos había "desfigurado" la imagen internacional de Panamá y confirmó que el Ejecutivo entrante se disponía a restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba y a normalizar las relaciones con Venezuela.

(Cobertura informativa hasta 1/1/2005)
 
Martín Torrijos Espino, President of the Republic of Panama
 
Summary
Son of General Omar Torrijos Herrera Ephraim and Mrs Rachel Xenia Espino Duran, his interest in politics was as powerful stimuli figure and work of his famous father, one of the most unique nationalist warlords americas America, although only after completing the 30 years he dared not make the jump to professional in that field.

Biography
In fact, it can be said that throughout his career, today Panamanian statesman has offered some nuances of restraint and even shyness, coupled with a fund of thought frankly dissimilar, have marked contrast with the political style of his father, impetuous protagonist of circumstances and a very different era. Martin was the fruit of the single-Torrijos Espino extramarital relationship, but throughout his life the general was paired with three other women and offspring conceived five more, hermanastros and sisters of Martin. According to people close to the family, he was the "favorite" Torrijos.

In October 1968 the boy was five years old when his father, then a lieutenant colonel and the most senior official in the ladder of the National Guard in Panama, carried out together with other brothers in arms a coup that overthrew the newly installed conservative president , Arnulfo Arias, Panamanian leader of the movement, and opened a military dictatorship cutting nationalist and progressive, not subject to a clear ideological model and tried to maintain distance from both the Marxist socialism and the capitalist imperialism. Liberal democracy was the formal political model that had governed since independence in Panama from Colombia in 1903, but most of that time had been used at will by the landowner oligarchy and U.S. capital, powers and elections that chose AUP presidents according to their interests.

Torrijos was revealed as a popular and populist dictator, and authoritarian demagogue as well as paternalistic and accessible, with a charisma and a rare energy, and able to negotiate a modus vivendi with the United States while sparked the agrarian reform key sectors and estatalizaba of the economy. It refused to label it right or left, but reestablished diplomatic relations with Cuba after Castro and provided significant assistance, military and political to the Sandinistas of Nicaragua. Undisputed strongman of the isthmus nation for 13 years, the father of future president never really took over the supreme magistracy, the same as his son was going to achieve by democratic means purely two decades long after it died he.

In the first four years of the regime, Torrijos acted as de facto head-not de jure, not-for the Interim Governing Board. In October 1972, coinciding with the entry into force of a Constitution that established a bicameral parliamentary structure with a capacity restricted and subject to legislative elections without the assistance of political parties (which continued proscribed), the general became invest in the National Assembly Representatives of Corregimientos head of government with extraordinary powers and all-embracing, while it was proclaimed "maximum leader of the Panamanian Revolution." From October 1978, he continued taking the reins of the country as commander in chief of the National Guard and leader of the Revolution.

Torrijos son lived in Chitré along with his maternal grandparents until the coup of 1968. Later, his mother brought him back to the capital and it entered into the Pedagogical Institute. When they are 14 years his father sent him to Wisconsin, to complete secondary education in a house of studies and strict elitist, subject to military discipline, the St. John's Military Academy. At the same time he enrolled some of their hermanastros, Jose Omar Torrijos Pauzner, Pauzner son of Rachel, the wife of General, who was almost the same age. On September 7, 1977, just days after joining the academy, the boy was an eyewitness to the Treaty signed in Washington by his father and President Jimmy Carter on the United States undertook to withdraw from the Canal Zone forces Military and civilian administration to deliver the State of Panama in a process that should conclude the last day of 1999, when the national sovereignty over the Canal would be full.

AUP the zenith of his popularity by a historic agreement that opacity repressive abuses and lack of freedoms of his regime, but also beset by severe economic crisis, Torrijos decided not to nominate candidates for the assembly election of the president of the Republic when the expiry "special period" of six years started in 1972, so that the status of president of the straw transmitted Basilio Bay Lake to Aristides Royo Sanchez. Also in 1978, according to a series of constitutional reforms, started a process of gradual return to representative democracy based on parties and elections by direct suffrage.

In March 1979 the autocrat and his colleagues launched the Democratic Revolutionary Party (PRD) as the instrument of institutional representation of the regime and organizing the social base of Torrijos, who wanted out interclasista and free ideological sectarianism, in the face to electoral processes in the making. Then, Martin continued training in the United States, a prolonged stay that allowed him to become familiar with the country's culture and learn the English language perfectly.

According to Panamanian media reports in May that year, Martin, a teenager who had not yet reached the age of 16, drawing the start of school holidays, he asked his father to enable it to go to Nicaragua to join the guerrillas of the Sandinista National Liberation Front (FSLN) that fought the dictatorship of Anastasio Somoza and know the civil war that was waged in the neighbouring country. Apparently, at first tried to discourage Torrijos, but the shoot was stubborn and went with it. Resignation, the general ensured that his son was protected by the Panamanian volunteers who fought on the side of the FSLN in the southern front, and nobody better than her own maternal uncle, Rodolfo Espino Charro, who was the lieutenant commander of the brigade Panamanians The doctor and former deputy minister of Health Hugo Spadafora.

Aimed at the logistics base of Esteli, Martin arrived in time to contemplate the flight of Somoza and the victorious entry of the Sandinistas in Managua in July, and before returning home to be reunited with his father, who had come to celebrate spot the triumph of the FSLN and the brigade Panamanians. In Nicaragua, the boy also Locked close friendship with the famous Sandinista commander Eden Pastora, who two years later would find in the Torrijos family accommodation and protection when he broke with the Board of his Government and the FSLN, and marched to exile before mount a guerrilla force of opposition.

On August 1, 1981, barely a few weeks after graduating with a cadet's uniform in Wisconsin, Torrijos fit a disgrace family, the tragic death of his father in a plane crash in a jungle area in the interior. While political uncertainty was overtaking Panama, the couple, with the newly completed 18 years, decided to return to the United States to undertake higher studies at the University of Agriculture and Technology (A & M) Texas. In 1987 she took a degree in Political Sciences and the following year won the corresponding title in Economics.

Determined to make career in the North American country in late 1988 Torrijos was hired as manager by the multinational fast-food McDonalds at its headquarters in Chicago and went to work at the right hand of an old friend of his father, Cirilo McSween , Panamanian prosperous businessman who run the hamburger chain in the city state of Illinois and that in all these years had overseen the training of young academic in the United States.

By then, Panama has been plunged into a grave political and economic crisis, as they tightened the personalistic and corrupt dictatorship of General Manuel Antonio Noriega Moreno, the self-proclaimed legatario of Torrijos from his post as commander of the Panama Defense Forces ( renamed the National Guard), since 1983. The PRD, fraudulent winner of the pluralist elections of May 1984, the Executive and the Legislature had become mere drums resonance of the arbitrary provisions of the dictator, while the presidents of straw successive one after another.

The animosity between the regime and the United States and the protesters reached an internal point of no return due to the electoral farce May 1989, held in an atmosphere of violence and intimidation. Then, the joint candidate of the opposition, the lawyer Arnulfo Guillermo Endara Galimany, saw its retractable clear victory with the cancellation of the polls, after which the forces norieguistas downloaded brutal repression. In December came the invasion of the U.S. Army, which, besides causing huge human and material damage-which exacerbated the dire social and economic situation of the country-resulted in the arrest of Noriega, accused of drug trafficking by justice the superpower, and the installation of Endara as legitimate president.

Over the years Noriega, the surname Torrijos had continued into the political limelight through a paternal aunt of Martin Torrijos of Berta Arosemena, who was member of the National Executive Committee (CEN) of the PRD from 1982 to 1985 and then rector of the Universidad Especializada de las americas (udelen). While Panama was trying to recover from the devastation suffered in recent years, lifting a shattered economy and democratic institutions take root, Martin spent three years in the United States, where certainly felt at ease. In 1990 he married Vivian Fernandez Bello, daughter of businessman and composer of advertising boleros Cuban-Panamanian Tony Ferger, and herself publicist profession. In the decade following the couple would produce offspring, two boys and a girl.

The 15 years of almost uninterrupted Torrijos stay in the North American country comes to an end in 1992 when, together with his wife, returned to Panama with the intention of staying. While leaving behind a good job positions at McDonalds, Torrijos wanted to participate in the reorganization of the PRD, which was going through a stage frankly difficult, relegated to the opposition and the government of Endara struggling to get rid of the heavy burden electoral supposed to be identified as an accomplice resounding from Noriega and the military in the ominous eighties.

At the same time that there was a gap in the private sector professional Panamanian businesses taking part in export agricultural and other commercial and industrial selling lighting equipment, Torrijos was attracted to the PRD proselytizing by one of the closest collaborators who had his father, Ernesto Pérez Balladares, a former minister of Finance and Economic Planning, as well as secretary general of the party that had helped to found, all before taking the body norieguista dictatorship.

In March 1991 Perez Balladares, nicknamed Toro, had returned to take charge of the PRD and was now embarked on a modernization project doctrinal and organizational, lightened with a speech of nationalist rhetoric, more pragmatic and economic, and a senior management dotted new faces. Torrijos was known by all as the son of Perez Balladares and who was sponsored him politically with the apparent intention of turning it into his dolphin, although at that time the public could hardly glimpse at that plant twenties good, discreet appearance subtle and difficult to smile, not because of its strong traits father, but simply wooden leader. Compared with Omar, the leader who brought immediately to mientes racial miscegenation, to a greater or lesser degree, shares the vast majority of the inhabitants of the Caribbean nation, Martin exudes a Latina white with the manners of a wasp U.S..

Initially, Torrijos took over the Youth of the PRD, while his mentor was preparing for the next competing at the polls. The general elections of May 8, 1994 smiled to the PRD in the legislative, the tripartite bloc headed by them, Pueblo Unido, obtained a relative majority of seats, whereas in the presidential Perez Balladares was proclaimed victor on the candidate of the ruling Arnulfo Party (PA) and its allies liberal-conservative, Mireya Moscoso Rodriguez, widow of former president Arias.

After taking office on September 1, Perez Balladares Torrijos appointed deputy minister of Government (Interior) and Justice, taking immediate superior as the Minister Raul Montenegro. From this office, essentially bureaucratic and manager, Torrijos has acquired valuable experience government entrusted the security necessary to aspire to more ambitious political goals, while his reputation was enhanced popular. Server faithful Perez Balladares, in the final stretch of five supported the president in his controversial and risky project of constitutional reform in order to stand for re-election in 1999.

But in the referendum on August 30, 1998 aspiration of the president was bluntly rejected by the electorate, on the other hand frustrated with the liberal economic policies and deregulation of the team leader and neglect of the social chapter, which joined the outcrop of scandals corruption, drew a picture of the darkest for the PRD in the coming general elections. Disqualified and discredited Perez Balladares, the official training was launched to frantically searching for a new presidential precandidato, not a new secretary general as the head of state insisted on tightly to lead the party.

It convened an internal process of primary elections, unprecedented in the PRD, and point launched its bid Alfredo Oranges Bustos, former Minister of Agricultural Development and evil leader agreed with the outgoing representative. Determined to stop their feet to Oranges, Perez Balladares was pulled out of its sleeve an ace in the person of his protégé, who gladly accepted the raise bet. The PRD primary, developed in an atmosphere of nervousness by ill-election polls, were an obstacle course for Martin, but the mobilization in favor of his presidential springs and emotional invocations of the surname he was carrying gave him a decisive advantage.

Thus, on October 25, 1998 succeeded in defeating the former deputy minister with a more comfortable margin than expected, 57% of the votes, Oranges and eight other rivals, among which, quite unique circumstance, were Joseph and his brother Omar a cousin carnal, Richa Hugo Torrijos, director of the National Ports Authority (NPA), who was hit by a corruption scandal and was in third place. The presidential election of May 2, 1999 had, therefore, the incentive to confront the immediate families, the orphan and widow Moscoso Torrijos, the Panamanian two great statesmen of the second half of the twentieth century. Moreover, who will seek to emerge as victor major milestone of its mandate retrocession of the Canal Zone. Logically, the PRD wanted to close under his aegis the historical process that had begun the General Torrijos. And nobody better than Martin to enjoy this great climax, it was believed in the party.

The heavy cyclebag transmitted by the Toro Balladares, including high unemployment and huge financial losses as a result of the closure of U.S. military bases, could more than Martin's ability to illusion to the electorate, which was not impressed by appeals to Torrijos expressed chauvinism and to clear their desire for change. The candidate waged a campaign of officialdom uncomfortable, on the defensive, and its amagos to distance itself from the criticism that rained on Perez Balladares resulted in lack of coordination between his election platform, the party leadership and the presidential house, increasing the chances of defeat.

Indeed, with 37.6% of the votes, Torrijos was beaten by his opponent Arnulfo by more than seven points difference, although the vote in the Legislature coalition led by the PRD, this time under the label and quadripartite New Nation, not only endured the type but, with 42 out of 72 seats and 57.7% of the votes, defeated without palliatives to the Union for Panama nuclear around the PA. Nothing else to announce the results Electoral Tribunal, Torrijos reported that acknowledged his defeat, clearing any shadow of the inauguration of Moscoso, scheduled for September 1. Before that occurs, on August 8, Torrijos took over the General Secretariat of the PRD in the Sixth Ordinary Congress party, when Perez Balladares was resigned to throw in the towel. After 18 years, a Torrijos again be the undisputed leader of the PRD.

In subsequent years, Torrijos was desenvolvió as a head of the opposition strong, articulated and moderately constructive, reluctant to expressions of pugnacidad maneuvers and wear free, though highly critical of various aspects of governance, especially with cases of alleged irregularities and corrupt practices Avent by the media. In situations punctual, always demanding through political negotiations to formalise and without ever reaching a consensus national minimum for the sake of governability, the PRD leader agreed to cooperate with officialdom-that not only lacked a legislative majority, but it was grass of internal divisions, with the president and his predecessor, Endara, dispute the leadership of the PA-in the House to move ahead with the votes necessary various provisions of law as critical.

In August 2000 the PRD and the Christian Democratic Party (PDC, then called the Popular Party, PP), overcoming mutual distrust and resentment going back to the years of Noriega, signed the Agreement for the improvement and transformation of the Assembly (Agreement Met), which was introduced by the signatories as an initiative to give fluidity to the work of the Legislative Council, although his goal was conspicuous share leadership positions in the House. For his part, denounced what Moscoso as a deadly stock at the Painted called Pact, signed in August last year by the PA and the PDC with the addition of other centre-right formations.

The agreed goals, which marked the entry of breaks Laurentino Cortizo Cohen, the Solidarity Party (PS), to the presidency of the Assembly, the democristiana Teresita de Arias Yaniz the First Vice-Presidency and the PRD Mateo Castillero Castle to the Second Vice-Presidency , Was signed by the respective presidents supporters, the veteran Ricardo Arias Calderon-husband Teresita Yaniz-by the PDC and Balbina Herrera Arauz by the PRD, and although he was scheduled for four years until the end of the term, only arrived at last two. Then, in August 2002, a dissident faction headed by the PRD deputy Carlos Alvarado, a man close to Perez Balladares and drag a cause internal disciplinary adopted with the PA at their own risk called the Covenant of Boquete, which enabled the oficialismo regain control of the Assembly, whose presidency was elected to the same Alvarado.

This setback did not amilanó to Torrijos, faced with full confidence that the 2004 general election. In fact, Alvarado, without renouncing its rebellion against the PRD CEN, openly supported Torrijos towards the proclamation of the presidential candidate of the party. Beyond fighting for control of certain levers of political power and the clash of personal ambitions, the PRD did not exist a real divide that would lead to divisions and would jeopardize the excellent electoral prospects. In the Seventh Ordinary Congress, held precisely in August 2002, Torrijos was elected secretary general and outlined its proposals for government.

It was the occasion to announce a "social pact" designed to combat poverty, unemployment-at around 14% -, corruption and crime spurred by drug trafficking, the four problems that were gaining notoriety under the chairmanship increasingly criticized Moscoso, and with emphasis on issues such as transparency in the management of public affairs, moral values, administrative decentralization and the status of women and indigenous minority in society. On March 30, 2003, the year of the centennial of independence, Torrijos was elected unopposed candidate for the Presidency of the Republic in the convention of the PRD.

The platform programmatic Torrijos received the name of New Fatherland, and such was the general impression of the national media and foreign observers, abounded in proposals and general purposes such as software and trodden intentioned, lack echándose in innovative solutions and original ideas. Loading inks in the imprecise language ( "draft country", "social agenda", "participatory and comprehensive program", "necessary modernization", "economic development with a human face") and promising to virtually everything that could promise, Torrijos offered reverse the situation of the general deterioration of living conditions of Panamanians, putting the country on the path of sustainable economic and human development, and redirect public spending towards the hardest hit sectors of the population, this 40%, nothing less, Panamanians beaten by unemployment and hardship.

With these positions, Torrijos made profession of faith Social Democrat (PRD is a member of the Socialist International), but also plentiful slipped aspects of the liberal creed. The future government would PRD compatible programmes of employment generation and poverty reduction, based partly on subsidies and partly on credit incentives to small and medium entrepreneurs to start up business and labor recruitment, with a political stability and economic growth that would curtail the fiscal deficit and total public debt-which were, along with unemployment, the most negative aspects of the stock of five-Arnulfo, progress in deregulation and remove barriers to investment.

According to Torrijos, if came to the presidency, would make every effort to "eradicate" poverty by combining the "direct aid to the poor" with a model of "sustainable development" respects the environment and where "for productive investment accompanies the decency. " Whenever that poverty had "a face economic and cultural face," it became necessary to attack a "comprehensive development strategy", developed on four fronts: increasing productivity and competitiveness; cementing GDP growth; Healing finance public and improving the services of State-providence, and to ensure the solvency universal coverage of the Social Security Fund (CSS), whose privatization was ruled out however suffer a severe financial crisis. However, did not explain how he would correct the red of the CSS.

Spinning a bit thinner, Torrijos explained that the implementation of this strategy would go through a profound reform of state for the sake of efficiency and legal certainty. The changes would affect the judiciary, civil service and, eventually, the same Constitution. Also, the executive floor the accelerator in the process of dismantling tariffs and trade integration, wherever it Moscoso had successes unobjectionable, and adopting new agreements already signed with developing countries in the hemisphere and other special interest in Asia, including Taiwan and Singapore. In particular, it would seek to complete the complex negotiations with the United States for entry into service of a bilateral free trade area, but ensuring that the changes that a treaty of this magnitude generated in the production structure of Panama does not adversely affect the national interests.

Moreover, Torrijos took up conducting a series of large investment projects in infrastructure deemed critical to the economic development of a country that basa in the service sector three quarters of its GDP, projects that had not forged or had been mired in Moscoso of the five years due to lack of adequate funding and technical studies. First, it was enlargement, peremptory judged by the operators, Canal through the construction of the third set of locks, to cope with the steady growth in traffic and naval vessel size. The state treasury joined 2004 386 million dollars for the collection of tolls and other related services through the interoceanic, but this contribution was much lower, for example, the annual service of external debt (not to mention the amount involved ) And the volume of exports, even in the case of Panama a country that sold very little abroad.

Torrijos wanted to increase tax revenue Canal and, in principle, was favorable to expanding their capacity, but before the works undertaken should be studied carefully the huge cost of the same, the order of several billion dollars, and patterns financing, which pointed to a combined effort of the State and private capital. Do not rule out the participation of multilateral banks and the transfer to private companies for providing certain services, but the last word would have the Panamanian people, who would be consulted in a referendum when the parliamentary parties agree on a decision on the matter.

The candidate of the PRD also included the promotion of promising tourism industry, services for registering ships in the Panama Maritime Authority (AMP, former APN) and resources of the free port of Colon Free Zone at the entrance of the Atlantic Canal, as well as the execution in the same Free Zone another major project cherished since time ago and not without controversy for his strong uncertain impact on the ecosystem and allegations of bribery in bidding, the Center Multimodal Transport and Logistics Services International , Which was the most ambitious component Multimodal Center, and Industrial Services (CEMIS).

Instead, Torrijos denied the feasibility of such brought and led Multilateral Antidrug Center (CMA), a monitoring structure of drug trafficking from South America claimed by the United States since the invasion in 1989 to fill the retrocession of the Canal Zone. As giving the final shelve the matter, Torrijos said that, certainly, Panama needed to initiate a new relationship with the United States, but it should be based mainly on mutual economic benefit and not give fuel to some military aspects that he associated with a past periclitado.

Torrijos became his platform at a New Fatherland alliance where the PRD was the hand with the PP (former PDC), notorious right-wing party and, as noted above, once an enemy jury. This binomial electoral unthinkable until very recently years, exemplified the wide gap that the Panamanian political class, without undermining their ideological differences, had travelled towards national reconciliation and overcoming the old sectarianism.

The pact adopted by Torrijos and the popular established that the First Vice-Presidency of the Republic and Chancellor (Foreign Ministry) would be for the employer Samuel Lewis Navarro, and Second Vice-Presidency and the administration of AMP for the successor of the Arias Calderon front of the PP, Ruben Arosemena Valdes. The salsa singer and actor Rubén Blades, presidential candidate in 1994 and a member of the coalition New Nation in the 1999 legislative through its Egor Pope Movement, was also signed by Torrijos, who reserved the post of general manager of the Panamanian Institute of Tourism (IPAT), with the rank of minister of state.

Throughout the precampaña and the campaign, Torrijos was frequently interviewed by journalists on his private business activities, of which no one knew very much. Without going into details and without being very convincing, marriage assured that Martin Torrijos owned construction companies, business rental of heavy equipment and rustic farms, as well as economic consultant to multinational shipping, communication and agroexportación between he mentioned the signing Panama Maritime.
Also, he owned shareholdings in a company run by little more than his adoptive father, Cirilo McSween, and investments on the stock market with "good performance".

Finally, it was noted how Torrijos wanted to mark the distances of the political regime founded and commanded by his father, who stood in a specific historical context and evoked a more respectful tone that apologetic. The sentimental appeals to the figure of the dictator not abounded and the statements of admiration and escuetas were contained. However, the PRD candidate did not clarify whether lifted its objections to the work of the Truth Commission, the panel's official investigation launched by Moscoso in 2001 to expose abuses of power and violations of Human Rights committed by the State during the period 1968-1989.

In particular, Torrijos kept silence over whether the state should compensate the families of the 110 victims, among dead and missing from the dictatorship documented by the Commission. More eloquent in Torrijos was the announcement that an eventual government of the PRD would order a comprehensive audit of the financial situation of state agencies that would enable the truth of many of the allegations of corruption received by the outgoing administration.

Torrijos reached the final stage of the campaign leading the polls with slack. His main opponent was former President Endara, who concurría Arnulfo candidate with the backing of the PS after the break with officialdom. Much more relegated in the opinion polls showing the candidate of the PA and trusted person of Moscoso, former Foreign Minister Jose Miguel Aleman Healy, also backed by the National Liberal Party (PLN) and the Nationalist Republican Liberal Movement (MOLIRENA).

On May 2, 2004 forecasts were met and the PRD candidate was proclaimed president with a voluminous 47.4% of the votes, followed by Endara with the German with 30.9% and 16.4%. In a distant fourth place with 5.3%, was Berrocal Ricardo Martinelli of Democratic Change (CD). In the elections to the Assembly, the victory of the PRD was also resonant and, with 41 seats, won an absolute majority: since the restoration of democracy, no party had achieved this share power alone. This bench was associate deputy ted by the PP, which make up a comfortable parliamentary majority for the budding executive.

The day was more democratic sweet for Torrijos because the level of participation, 77%, had surpassed that of previous editions. Nothing else know the details of the ballot, Torrijos declared that Panama lived "the last few minutes of a five-year nightmare" and that "from today begins a new stage in our country." Aquieta the euphoria that erupted in the ranks PRD at the close of the polls, Torrijos focused on preparations for the removal government.

In late June, the PRD and the PP with the PA adopted a pact of cooperation to introduce a series of amendments in the Constitution on which Moscoso and Torrijos were basically in agreement, including reducing the number of legislators, limiting his immunity, removing one of the posts of vice president of the Republic, the change in the way of electing judges of the Supreme Court, the establishment of the mechanism of a National Constituent Assembly to undertake further reforms of the Magna Carta and mandatory binding referendum on any expansion of the Canal. To this end, it was put in place a Constituent Assembly composed of 41 members Parallel representation in favour of self-nomination and nominated by popular initiative.

On the eve of the inauguration of September 1, Torrijos encountered a conflict of foreign policy, begun on August 22, which damaged relations with Cuba and Venezuela, and that he was going to play to solve it. First, the president instructed the outgoing chancellor Harmodio Arias to bring back home the ambassador to Cuba and demanded the government step in the Caribbean island's withdrawal of its ambassador to Panama. There was a double reaction to the threat launched by Havana to break diplomatic relations because, in his view, Moscoso was ready to grant pardon to four Cuban-American exiles imprisoned in Panama with sentences of seven and eight years in prison for crimes possession of explosives and falsifying documents.

Cuba demanded the extradition of emigrants on charges of having planned the attack against Fidel Castro that the security services succeeded in thwarting before his committee on the occasion of the Tenth Ibero-American Summit of November 2000 in Panama. The most notorious of the four, Luis Posada Carriles, a veteran anti-Castro activist and former CIA agent, was wanted by the Cuban justice since the seventies by terrorism and subversion, and also had outstanding accounts with Venezuela.

It ended Moscoso pardoned Posada and his colleagues, according to her for "humanitarian reasons" because he believed that the new administration PRD could deliver them to Cuba or Venezuela, where he ran the risk of being executed ( "allegedly killed"). The reaction from capitals concerned was fulminating: August 26 Havana said the severance of diplomatic relations and the day after Caracas withdrew its ambassador. Torrijos, who had no other choice, third in the trifulca to criticize the decisions of Moscoso and ensure that as soon as they take over the presidency would initiate efforts aimed at restoring relations Panamanian-Cuban-Venezuelan and Panamanian.

On September 1 Torrijos was sworn in for his mandate until 2009 in the presence of ten foreign leaders, among those who were not Castro or Hugo Chávez, who themselves had planned their attendance but that was cancelled in the wake of statements by Moscoso. In his inaugural speech, Torrijos launched a "declaration of war on corruption and impunity," recalled his father with words of thanks, he felt that the "regrettable" pardon of prisoners Cubans had "defaced" the international image of Panama and confirmed that the incoming Executive was preparing to restore diplomatic relations with Cuba and normalize relations with Venezuela.

(Coverage until 1/1/2005)

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